400 personas de todos los ámbitos pastorales se dieron cita en el Villafranca de los Barros. Contó con la participación del obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán

El sábado 7 de abril tenía lugar el Congreso de Pastoral Misionera, un evento celebrado a la luz del Plan Pastoral, que reunió a 400 personas de toda la Archidiócesis en el colegio San José de Villafranca de los Barros.

Tras la oración inicial Don Celso expresó su alegría por el Congreso y agradeció a los asistentes su presencia, a los padres jesuitas la acogida y al obispo de Getafe, don Ginés su disponibilidad para participar en la jornada. Recordando el Evangelio del día anterior, en el que los apóstoles bregaron toda la noche sin conseguir pescar nada hasta que se les apareció Jesús y les pidió que echaran de nuevo la red, don Celso afirmaba que lo que estamos haciendo aquí es bregar aunque no consigamos nada. “Si los apóstoles no hubieran estado toda la noche bregando en la barca, el milagro no hubiera sido posible”.
El Arzobispo destacó también que somos continuadores de todas las personas que nos han precedido en la evangelización de la Archidiócesis. “En este momento histórico nos toca a nosotros seguir… Tenemos que implantar el Reino de Dios”, dijo don Celso, que recordó, citando la obra Jesús de Nazaret de Ratchinger, que a veces tenemos el peligro “de quitar el ‘de Dios’ y llenar el Reino de cosas que suenan muy bien, como pueden ser la paz, la solidaridad, el progreso, que nos ponen de acuerdo con todas las religiones, pero quitamos el de Dios o de Cristo. El desafío nuestro evangelizador es no vaciar eso, porque Cristo es lo que hoy chirría, hace que mucha gente se eche para atrás. El peligro es quedarnos en ese Reino neutro, en el que podemos estar de acuerdo con todo el mundo, pero vaciarlo de Dios o de Cristo”.

A continuación, el obispo de Getafe, don Ginés García Beltrán, presentaba la ponencia central del Congreso bajo el título de “La pastoral misionera, un reto para la Iglesia de hoy”.

En su intervención afirmaba que la Iglesia reconoce que hoy debe hacer un renovado compromiso de nueva evangelización, según las necesidades de la persona de hoy en los escenarios que marcan los nuevos escenarios culturales.

La Iglesia se encuentra con escenarios nuevos y desconocidos, unos cambios a muchos niveles: culturales, marcados por una profunda secularización que ha entrado en la vida de los cristianos y en la de nuestras comunidades, y que está generando un estilo de vida hedonista y materialista; el gran fenómeno migratorio; los medios de comunicación, la economía, la investigación científica y técnica y la política.

Don Ginés se preguntaba cómo situarnos ante estos nuevos escenarios. Una primera reacción, dijo, es el desconcierto, luego viene el miedo y la turbación, que nos llevan al pesimismo. Este nos tienta a huir, viviendo en la añoranza, como profetas de calamidades o a paralizarnos refugiados en el “siempre se ha hecho así”.

Dificultades para una iglesia misionera

El obispo de Getafe destacaba dos tipos de dificultades para una iglesia misionera, unos que vienen de fuera y otros que vienen de dentro. Entre los primeros citó “una economía que excluye, que, en lugar de servir, esclaviza”; la inequidad, que genera violencia; los ataques a la libertad de la Iglesia; el fundamentalismo de cualquier tipo, y el culto a lo superficial. Respecto a los segundos, las dificultades que vienen de dentro, señaló que “son los más duros de asimilar”. Entre ellos citó la falta de pasión evangelizadora, el activismo; el pesimismo; y “la mundanidad espiritual, en palabras del Papa”.

Reformar la Iglesia

En relación a las reformas de la Iglesia, destacó que “no hay una buena reforma si no hay una vuelta al Evangelio… la reforma empieza por la reforma personal”, luego hay que cambiar estructuras que ya no nos sirven, “buscar unas estructuras basadas en el Evangelio”, ir a las esencias, el ambiente en el que creció la fe en otros momentos, ya no existe. En este sentido, abogó por una iglesia con corazón de Madre, abierta, en salida, dispuesta a acoger y a sanar heridas, y se preguntó si nuestras iglesias son hogares. Abogó por “una iglesia herida antes que enferma, “en salida” aunque haya peligros, sin encerrarse nunca en sí misma, como un “hospital de campaña”, ideas defendidas por el papa Francisco en reiteradas ocasiones.

Una iglesia en estado de misión

Don Ginés finalizó su intervención aportando una serie de “pistas” para conseguir “una iglesia en estado de misión”. Entre ellas, que hemos de hacer una primera evangelización, que toda nuestra catequesis tiene que tener una clave catecumenal, que debemos suscitar experiencia de Dios, ser conscientes de que la caridad es el valor de la cercanía, al tiempo que destacaba la importancia de acompañar, ayudar a discernir.

Presentaciones de experiencias y talleres

Tras la ponencia central del Congreso, se presentaban seis experiencias evangelizadoras que se llevan a cabo en Archidiócesis: Acción Católica, un proyecto desarrollado por Cáritas en Mérida, las misiones populares de los Redentoristas en Mérida, la Delegación episcopal para los Medios de Comunicación Social, Cursillos de Cristiandad y el movimiento de Profesionales Cristianos.

Ya por la tarde, los participantes se repartían entre ocho talleres, con los que finalizaba el Congreso. Cuatro de ellos estaban vinculados a la Delegación episcopal para la Pastoral Familiar: la transmisión de la fe en la familia; la preparación al sacramento del matrimonio; el sufrimiento por la enfermedad en la familia; y el sufrimiento por la pobreza y la marginación en la familia. Otros tres talleres estaban vinculados a la Delegación de Pastoral Juvenil: Jóvenes y enseñanza; los jóvenes en el pueblo y la ciudad; y los jóvenes en la parroquia, en el tiempo libre y redes sociales. El último de los talleres eran conjuntos de ambas delegaciones: la familia y los jóvenes.

 

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