Lun Mar Mié Jue Vie Sáb Dom
Los santos Servando y Germán, naturales de Mérida, fueron apresados por ser cristianos durante la persecución de Diocleciano. El pretor romano decidió trasladarlos en medio de tormentos hasta Tingitania (Marruecos), donde debían sufrir el martirio. Finalmente determinó que fuesen martirizados en Cádiz, en una colina conocida como “heredad Ursiana” del “convento gaditano”, en donde fueron degollados durante la persecución de Diocleciano. Después de la invasión sarracena, los venerados restos son trasladados a Sevilla y Oviedo, respectivamente.
Paulo, Fidel, Masona, Inocente y Renovado fueron obispos de Mérida en la época visigoda, a finales del siglo VI y comienzos del VII, en donde se dedicaron a la oración y a la predicación del Evangelio.
De ellos tenemos noticias por el libro Vita Patrum Emeritensium, en donde se nos ha dejado constancia de sus talentos y celo pastoral.
Masona luchó enérgicamente contra la herejía arriana. Supo rebatir al obispo godo en el atrio de la Basílica de santa Eulalia. Tras su destierro fue repuesto en su sede arzobispal.
La renuncia de Paulo a su profesión médica, el desprendimiento ante los bienes materiales de Fidel, la piedad profunda de Inocente, y el espíritu justo de Renovato acreditan una época gloriosa de santidad y esplendor.