Artículo de D. Celso Morga en el nº 1.352 de la revista diocesana “Iglesia en camino” titulado “Gracias” y que reproducimos a continuación:

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Queridos fieles:

Como bien sabéis, hace unos días presenté mi renuncia como Arzobispo de Mérida-Badajoz al Santo Padre, como está establecido en el Código de Derecho Canónico, al cumplir los 75 años de edad. Ahora depende de la decisión que tome el Santo Padre respecto a quien será mi sucesor en la sede. Ya desde ahora os pido oraciones por quien vaya a venir como pastor diocesano para que sea un pastor según el corazón de Cristo, único pastor de la Iglesia.
Por lo que a mí respecta, os agradezco de corazón estos años que el Señor me ha concedido permanecer en medio de vosotros. Me he sentido siempre acogido, querido y comprendido y perdonado cuando me he equivocado. Debo decir que lo he pasado muy bien aquí y que agradezco al Señor estos años de gracia y bendición. Procuré desde el primer momento de mi nombramiento rezar por todos los fieles que el Señor me confiaba. Intenté durante estos años no estorbar, dejar que la acción del Espíritu Santo en esta archidiócesis se desarrollara en toda su riqueza. Ser lazo de unión, de comunión, de caridad, también de vigilancia, pero, en la medida de lo posible, dejar que fueseis vosotros –sacerdotes, religiosos, laicos- los protagonistas de la evangelización.
A vosotros, fieles laicos, os digo que, por el bautismo y la confirmación, sois responsables, en primera persona, de llevar el Evangelio a todos los ambientes. Siempre en comunión con nuestros sacerdotes y con el obispo, pero no sois delegados por ellos para anunciar a Jesucristo en los miles y miles de modos y circunstancias en los que la vida os ha situado. Es necesario, hoy más que nunca, que los fieles laicos toméis conciencia de la necesidad de anunciar a Cristo con audacia y alegría en todos los ambientes. Ello supone una formación seria y constante en la fe de la Iglesia. El Espíritu Santo ha iluminado en profundidad a toda la Iglesia sobre este punto en el Concilio Vaticano II.
A los sacerdotes, os pido que valoréis siempre más, con sentido sobrenatural, la vocación de servicio sacerdotal a la que habéis sido llamados. Sois un don para la Iglesia y para el mundo. Fiaros siempre del Señor. Quien os llamó a esta obra buena, Él mismo la llevará a su término.
A las religiosas y religiosos de nuestra archidiócesis, les agradezco de corazón el servicio de evangelización que prestan, sobre todo en el campo de la educación y de la caridad. A las religiosas de vida contemplativa, su vida de oración y entrega callada, pero muy eficaz ante Dios.
A todos, familias, jóvenes, niños, enfermos, ancianos, mi bendición y mi agradecimiento más sentido por todo el bien que he recibido durante estos años.

+Celso Morga Iruzubieta
Arzobispo de Mérida-Badajoz

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