Los sacerdotes renovaron sus promesas y se bendijeron y consagraron el crisma y los óleos
Este martes, 30 de marzo, se ha celebrado la Misa Crismal en la Catedral de Badajoz. En ella participaron menos sacerdotes de lo habitual, un total de 80, debido a la pandemia. También hubo menor afluencia de fieles para no exceder el aforo permitido.
En su homilía don Celso les dijo a los sacerdotes que esta misa es “una de las manifestaciones más claras de la comunión de los presbíteros con el propio obispo. Vosotros y yo formamos un único presbiterio. La promesa de obediencia que hicisteis el día de vuestra ordenación y el beso de paz del obispo significan esa fuerte unión sacramental que nos une, que nos hace fuertes para la tarea que el Señor nos ha confiado de servir al pueblo de Dios y de anunciar el Evangelio a todos los pueblos”.
Además, les invitó a vivir la caridad pastoral: “un cristiano coherente no puede celebrar la Eucaristía y resignarse ante las injusticias, los odios, la indiferencia, la destrucción, trabajar por una distribución justa de los bienes de la tierra, empeñarse para que las oportunidades de progreso y cultura puedan llegar a todos, edificar una sociedad sin fanatismo y dar a conocer Dios-Amor”, pero “solo sobre la base de un compromiso cotidiano de acoger y vivir el amor de Dios en la Eucaristía se puede promover la dignidad de cada ser humano”.
D. Celso Morga les agradeció el esfuerzo e iniciativas de los sacerdotes en este tiempo de pandemia, que está siendo duro para ellos y sus comunidades. La homilía finalizó con la petición del pastor diocesano a “mantener la esperanza y a estar siempre unidos”.
A continuación, los sacerdotes renovaron sus promesas sacerdotales y el Arzobispo, don Celso Morga, consagró el Santo Crisma y bendijo los demás óleos.
Con el Santo Crisma se ungirán los recién bautizados, los confirmados serán sellados, y se ungirán las manos de los presbíteros, la cabeza de los obispos y la iglesia y los altares en su dedicación.
Con el óleo de los catecúmenos, estos se preparan y disponen al Bautismo. Con el óleo de los enfermos, estos reciben el alivio en su debilidad.