Migrantes, misioneros de esperanza: un encuentro que unió corazones y derribó fronteras

Con un ambiente de alegría y fe compartida, más de 300 migrantes provenientes de América, África, Europa del Este y Oceanía se reunieron en Don Benito para celebrar el Encuentro Interdiocesano de Migraciones de la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz, bajo el lema «Migrantes, misioneros de esperanza», en sintonía con la 111.ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.

La jornada comenzó a las 10:00 de la mañana con la acogida y desayuno en FEVAL, donde se compartieron sonrisas, historias y fe. En este inicio estuvo presente el obispo de Plasencia, monseñor Ernesto Brotóns Tena, quien acompañó con cercanía y palabras de aliento a los participantes, destacando el valor humano y espiritual de la migración como camino de esperanza y encuentro.

A las 11:00, comenzó la marcha festiva hacia la plaza principal, con banderas, música y alegría. Las calles se llenaron de cantos y testimonios de vida que recordaron que todos somos peregrinos de la misma esperanza.

El encuentro continuó en la Casa de la Cultura, donde se compartieron testimonios de migrantes y comunidades de acogida. La alcaldesa de Don Benito, Elizabeth Medina, acompañó este momento, resaltando la importancia de la diversidad cultural y el compromiso con la fraternidad.

La Eucaristía en la Parroquia de Santiago Apóstol fue un signo profundo de unidad y gratitud. Más tarde, en la Ermita de las Cruces, se celebró un almuerzo fraterno, con una gran paella. La tarde se llenó de color y emoción con bailes regionales del Perú, Ecuador y España, y actuaciones musicales de Honduras, República Dominicana y El Salvador, que transformaron la jornada en una auténtica fiesta de fe, cultura y esperanza compartida.

El encuentro culminó con una oración final, en la que todos los presentes unieron sus voces para pedir por un mundo sin fronteras, donde cada persona pueda sentirse acogida y valorada.

Finalmente, se dio lectura al Comunicado Final, donde los participantes reafirmaron su compromiso de ser misioneros de esperanza, constructores de fraternidad y promotores de comunidades acogedoras y misioneras.

Entre abrazos, música y oración, Don Benito se despidió dejando un mensaje que resonó en cada corazón: todos somos migrantes en la vida, peregrinos que avanzamos con fe, buscando un hogar donde habiten la justicia, la paz y la esperanza.

Arzobispado de Mérida-Badajoz
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