«Una luz en España» es la carta que cambió el rumbo de Chandavila como santuario, enclavado en un bello paraje de La Codosera. A raíz de ahí se produjo la declaración como santuario diocesano y hoy ha acogido la primera peregrinación diocesana, donde han participado un millar de personas llegadas desde todos los puntos de la Archidiócesis y también de poblaciones portuguesas que no han querido perderse este acontecimiento histórico, coincidiendo con el Año Jubilar 2025.
Este lugar está acostumbrado a recibir a numerosos peregrinos en la celebración del Viernes de Pasión (también conocido como Viernes de Dolores), pero es la primera vez que lo hace bajo el paraguas de una peregrinación diocesana que contó con la presencia del arzobispo de Mérida-Badajoz, D. José Rodríguez Carballo, numerosos sacerdotes, seminaristas mayores y menores, así como miembros de la vida consagrada y numerosos laicos.
El Arzobispo dio la bienvenida a los peregrinos, también a los llegados desde Portugal. A todos pidió oraciones por la paz en los pueblos de Palestina e Israel, así como para los corazones de cada uno de los asistentes. Además, D. José envió un abrazo fraterno a la vidente de la Virgen, Marcelina Barroso, a quien, según él mismo desveló, visitó hace una semana en el convento de las Hermanas de la Cruz, en Sevilla, donde ingresó años después de las apariciones, y pidió oraciones por ella y por su comunidad. Aprovechando la celebración de la memoria de san Francisco de Asís, D. José felicitó a quienes llevan este nombre.
La peregrinación comenzó con la procesión de la imagen de la Virgen de los Dolores por la viasacra, rezando los Siete Dolores de la Virgen, intercalando el español y el portugués. Estuvo presidido por el vicario general, Francisco Maya.
A continuación, en la explanada se celebró la Eucaristía presidida por el Arzobispo de Mérida-Badajoz. Al comenzar, D. José anunció y bendijo la nueva página web del Santuario (santuariochandavila.com), que permite ver la imagen de la Virgen en directo durante las 24 horas del día desde cualquier parte del mundo.
En su homilía, el Arzobispo afirmó que con esta peregrinación «nos unimos a todos los que peregrinan en este Año Jubilar», que ésta sea «un camino de esperanza en nuestros corazones» y nosotros seamos «signo de esperanza para los que nos encontramos en la vida»; una peregrinación que implica renuncia y esfuerzo, ligada al encuentro con Dios, que lleva a la conversión; que «esta peregrinación sea un momento para redimensionar nuestra vida». D. José definió Chandavila como un ejemplo de simplicidad y mucha devoción, donde resuenan las palabras «paz, reconciliación y conversión».
Muestra de la conversión que se vive en este lugar, durante toda la jornada, pero de una manera especial antes y durante la eucaristía, numerosas personas se acercaron a recibir el sacramento del Perdón.
El Arzobispo, como miembro de la orden franciscana, hizo referencia en su homilía a la figura de san Francisco de Asís, desgranó su vida de peregrinación y acogida e invitó a los allí presentes a preguntarse todos los días: «Señor, ¿qué quieres que haga?».
D. José también hizo referencia en su homilía a Gaza y a tantos países del mundo que sufren la guerra y denunció los asesinatos de los cristianos a causa de su fe: «la sociedad calla, pero nosotros debemos denunciarlo».
La colecta de esta celebración se destinará específicamente para la construcción del futuro centro de acogida de peregrinos.
Al finalizar la Eucaristía, el Arzobispo anunció que próximamente se fijará un día para que esta peregrinación diocesana quede marcada en el calendario anual de nuestra diócesis, además indicó que hoy ha firmado el decreto para la instauración en nuestra diócesis del diaconado permanente.
Tras la comida en los alrededores del santuario, los peregrinos rezaron el Santo Rosario en la explanada antes de partir a sus parroquias de origen.
